FALTA DE DESEO SEXUAL
La sexualidad después de los 55 años no es un mito.
Tener una edad madura no implica que sea normal la insatisfacción sexual.
Al llegar a la perimenopausia o a la menopausia, el cuerpo de la mujer comienza a sufrir cambios hormonales. La disminución de estrógenos, factores psicológicos y emocionales, otras patologías y algunos tratamientos médicos más habituales a esas edades, pueden hacer que la sexualidad de la mujer sufra alteraciones.
Es un momento en el que la suma de esos factores, puede llevar a disminuir o interrumpir las relaciones sexuales.
Los sofocos intensos, sobre todo nocturnos, que van acompañados de insomnio y cambios emocionales, como irritabilidad o tendencia a la depresión, son los síntomas principales.
También, se reduce la producción hormonal de estrógenos y andrógenos, que influyen directamente en el deseo sexual. El resultado de todos estos cambios puede hacer que disminuya el apetito sexual.
Posteriormente la reducción de estrógenos, puede dar lugar a que aparezcan problemas en el sistema urinario y genital, que causen molestias y dolor durante las relaciones sexuales.
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Algunos tratamientos farmacológicos, como pueden ser los antihipertensivos o los antidepresivos, también afectan a las relaciones sexuales.
Sin embargo, en la actualidad, la mayoría de estos problemas que llevan a la disminución de las relaciones sexuales, se pueden tratar.
En cada caso, se debe abordar el problema de formas diferentes, pero el resultado es satisfactorio en la mayoría de los casos.
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Ninguna mujer debe aceptar que al llegar a esta fase de su vida, su sexualidad se ha terminado.